25 sept 2008

Siendo

Cada vez que la existencia ha sido reducida a la esencia se ha abierto un ámbito de cambio, de mercadeo, de trueque, como si todo pudiera quedar reducido al mero estar de la cosa: así devenimos inter-cambiables, uno de tantos, cualquiera, ninguno, todos.
De este modo adquirimos una semejanza monstruosa con los repuestos: una regulada fabricación y producción en serie de equivalencias para reemplazar.
El primer sentido de toda existencia es que es inalienable, intraducible e intransmisible: nadie puede sentir-me y no puedo transferir mi existencia; ése es el límite, el único que existe. Y esta frontera parece comenzar cuando descubrimos lo en vano de la imposición de nombres y listas de palabras sobre las "cosas". Ningún fantasma puede designar indistintamente una sola cosa, ningún último vapor de realidad puede resaltar ni diluir entre su niebla a esta cosa y mucho menos revelármela.
Melancolía del lenguaje cuando se presenta indefenso ante las cosas que lo rodean, que me rodean a mí, que esperan, acechando, sin exigencias, que hacen que desespere (el lenguaje y yo): están, ahí; innominadas. Cada vez que se acerca la palabra a nombrar esto que siento, en ese mismo instante, se desvanece ese mundo que sentía, y aparece uno de signos que juegan entre sí, despreocupados de todo, porque están tan vacíos como el espacio de su juego. Mis sensaciones son mías, aquí-
No existen las florahora, pero cada una de estas palabras y las que use para explicarlas, son de todos. ¿Cómo usar una palabra exclusivamente, íntimamente mía?
Pareciera que para des-cubrir una existencia hubiera que hacer desaparecer a las palabras.

Pareciera que para dejar de confundir y enredar hubiera que hacer silencio.
No tengo una palabra mía. Tengo cada uno de mis silencios.
Sin la palabra que señalara esa flor brotando, ella se manifestaría, mostrándose en su existencia, como plenitud de su estar-aquí-ahora, como su acabamiento de sí-misma, relampagueándo, haciendo señas, como única.
Y de repente! todo se desvanece. La mostración es instantánea. Todo deja de existir, todo se hace transitorio, liviano, sutil, volatil, vacío. es.

Existe esta flor.

Y existe porque se deja existir, suave, leve, instantánea, fugaz.


Yo no existo si no existe esta flor...



la del leve sueño y la desnudez de una mariposa
.

1 comentario:

. dijo...

Claro: el primer sentido,la diferencia. Diferir y vivir juntos: idiorritmia de los monjes ceilandeses, ponernos furra de la cuantifificación y de la calificación cerrda. Levemente adverbiales: sólo modos, seitos, mareos.